martes, 9 de septiembre de 2008

DE PRÓXIMA APARICIÓN "DE EPÍGRAFES PROPIOS Y AJENOS" DE LILIANA VARELA


PRÓLOGO

En este libro Liliana Varela nos presenta una serie de poemas y prosas con epígrafes ajenos y suyos.
El uso del epígrafe es una manera de anticipar al lector claves interpretativas del texto que leerá.
A través de esta antelación se plantea un diálogo entre dos escritos, uno presente, explícito, y otro que se carga de significación -el epígrafe- a través del texto que lo precede.

Muchas veces el epígrafe puede tomar lo expresado por algún personaje de la literatura, en este caso el personaje toma vuelo propio, independientemente del autor y el libro al que pertenece, convirtiéndose en un acto literario muy especial ya que el lector logra considerar al personaje como un ser real que habla. Es así como encontramos que Liliana, en este libro "De epígrafes propios y ajenos", nos remite a Polonio.

De mentira a Verdad


“Con el anzuelo de la mentira pescaréis la verdad”
Polonio (Hamlet)


Mentía demasiado. Nada era imposible para ella; capturar la luna y confiscarla en la palma de su mano, trastocar la esencia de las cosas en un fractal ilusionismo. Todo era tan fácil.
Querían creerle. Lo ansiaban y ella no sería quién destruyera sus ilusiones.
Se los dijo pero como siempre creyeron sus mentiras, las tomaron como universales verdades una vez más.
A veces se sentía como aquel cuento del pastor y el lobo.
Esta vez el lobo atacaría y ellos no podrían salvarla.
Por eso lo hizo, por la devoción que ellos le ofrecían.
Nunca supo por qué fingir una enfermedad Terminal había sido tan simple pero quitarse la vida había costado tanto.

Tan clara la sentencia del epígrafe como el texto que aporta a su significado. Texto que nos aprisiona en la reflexión del valor de la mentira y la verdad.

Dice Enrique G de la G: “Lo importante de un epígrafe es la sugerencia que implica. Esta sugerencia se consigue de dos maneras: por la belleza de la sentencia o por la autoridad de quien la pensó”. Ambos casos se hallan en este libro donde la poesía fluye en diálogo intertextual pleno, donde el receptor deja de ser pasivo para transformarse en activo a través de las diversas interpretaciones que el texto posibilita, ejecutando una suerte de enriquecimiento que se amplía y diversifica.

Lazos de sangre


“Oscurecido está el mármol de los antepasados”
George Trakl



Hacia ningún lado, las hojas caen sin esfuerzo
y la eternidad se vuelve vuelo de golondrina
en un abrir y cerrar de ojos.
El círculo de la vida me ata a sus bordes
tiñendo azul lo que debiera rojo ser,
herrumbradas, las sensaciones se agolpan en el fondo
de bolsillos agujereados
de un payaso sin sonrisa.
La dorsal del apellido grita y tortura
Sus grilletes aprietan crueles
y sofocan,
Indiferente presiona el deber
arrinconando contra una pared el sentimiento
sin huecos ni escapes.
Un ave muere, sombrío está el cielo
y aún no es noche...
La manecilla de los genes oscurece el reloj.


La genialidad con que maneja la relación epígrafe poema en Lazos de sangre nos sacude en el verso final, es allí donde el significado del epígrafe y del poema se unen y recrean en el lector, quien desde su propia experiencia dará sentido en su propia versión.

Otro poema preciso en esto del cierre que une la clave anticipatoria con el texto con total claridad es este:

Somos la Suma


“Somos la suma de todas las líneas”
Jaime de la Gracia

Confluyo en el canto de sirenas
de la gris victoria,
sabe a nada la lectura de los días
cuando el milagro deja de serlo
/y se vuelve realidad.
El suspiro en la tarde se ahoga,
la desmesura de la agonía
clava sus garras en la ilusión
del imposible
/y llora en el regazo de lo incierto.
Fugitivo tiempo se filtra
como arena entre los dedos,
cada victoria semeja un trozo
de un incompleto croquis
/que jamás armarse podrá.
La retina de imágenes enferma,
en busca de la utópica, la ideal,
la que resuma el sentido de los pasos dados
/y justifique la regalada vida.

Un segmento me demuestra
que la línea es infinita,
que las minúsculas rectas
de batallas ganadas apenas
si conquistan una isla
/perdida en el mar del olvido
y condenada a sucumbir.
Somos la suma de todos los pasos
/incluso de los que no queremos dar.


Cada poema trabaja una idea que parte desde el epígrafe, que se entrelaza, explaya y da base para otros textos en este andar de la diversificación, del hecho de decir más, es así como la autora parte de sus propias palabras en los epígrafes.

Es en poemas como este donde el epígrafe propio nos lleva a un desgarrador escrito con versos que golpean y pesan para llegar a la resignación del renacer cuando no se quiere.

De Resurrecciones


Recogió del suelo los fragmentos del corazón
confiando en la destreza de sus manos
al rearmar puzzles.


Aquí yace. Sí, aquí. Frente al vacío
que mis palabras le imponen.
Rebelde, soberbio, altivo,
semejando la fase oscura
de la luna de verano,
el rosado de las nubes
anunciando tempestad.
Plúmbico jirón de un gemido
sin origen
retorciendo sus orillas ante
la menor sinapsis
cargada de emoción.
Inmutable, observando
el devenir de las horas,
el final de nacimientos
y el principio de mil muertes.
Aquí aguardo, su salida,
esa sístole insolente rebelada
al final,
ese flujo recorriendo numerosas
cicatrices en exponencial
crecimiento,
el latido asomando de la tumba
en que volvió a caer y en la que hoy
vuelve a nacer
/a mi pesar


Como vemos, siempre, y como base insoslayable en la escritura de Liliana aparece el signo reflexivo, sustancia pura de la buena escritura, decir más allá de la palabra escrita.
Hay en este el libro un sentido sobre el ser que se desmenuza para armarse en un todo donde el lector toma parte, desde su propio pensamiento, para concluir de acuerdo a la significancia de su existencia.

Es que, nuestra querida poeta, Liliana Varela, domina el uso de epígrafes y como tal los emplea para fortalecer cada escrito que entreteje con destreza. Tiene mucho que decir desde ella: su postura ante la vida, su mundo de sentimientos y su propia reflexión sobre los hechos del hombre.

Enrique Lihn, poeta chileno, dijo: “La poesía es, en el papel, el territorio más liberal que cualesquiera de los que proclaman su liberación”
La autora de “De epígrafes propios y ajenos”, libro que he tenido el placer de leer en primera instancia, deja fluir esa libertad, de la que habla Linh, nunca mejor en los escritos ágiles que brotan desde ella hacia cada verso para regocijo del lector. Porque si algo hay que decir de Liliana Varela es que ella misma es poesía.

Elisabet Cincotta
Poeta
Argentina

1 comentario:

Migdalia B. Mansilla R. dijo...

Gratas sorpresas encuentro, libros nuevos, libros maravillosos en plumas de gloria: Elisa, Liliana. Felicidades a ambas por sus nuevos "hijos" y a todos los que hayan publicado y estén por publicar, mis parabienes.

¡Qué gusto leerlas amigas queridas y de alma!

Besos,
Migdalia