sábado, 7 de junio de 2008

PRESENTACIÓN DE LAURELES Y OLIVOS 07/06/2008



Silvia Vázquez, Elisabet Cincotta-Marga Mangione-Patricia Ortiz




Firmando libros

Con hijos y nieta
Liliana Álvarez- interprete de tangos


PALABRAS DE LA ESCRITORA MARGA MANGIONE



Agradezco a la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Berazategui, en la persona del señor Ariel López, por auspiciarnos en todos los proyectos que le presentamos, y por permitirnos utilizar estos espacios para la realización de nuestros encuentros literarios, presentación de libros, etc. etc.
Gracias a mi querida amiga Elisabet Cincotta que ha vuelto a confiar en mí para la presentación de su segundo libro. Me siento muy honrada de hacerlo.

Sobre tus huellas/amante subterráneo/luché una vida/di luz a varias/perdí los años/para renacer una noche/en el vino de la añoranza.

La claridad de las palabras de Elisabet Cincotta entra por los ojos y se clava en el alma. Su poesía se lee y se siente. Ella dice: escribo porque soy primaria esencia que me invade, y quien lo lee, se siente a la vez invadido por esa esencia. En cada palabra, en cada frase, encontramos vivencias que podemos tomar como propias. “De laureles y olivos” no es un libro más de esta prolífica poeta, es “el” libro donde vuelca su pasión y su esperanza.

Julia del Prado, la autora del prólogo nos cuenta con acertada visión de la obra, que Elisabet parece decir en sus versos que la vida son círculos a los que regresa así, sin más ni más. Que cada círculo deja huella y esa huella la afronta, sigue adelante, aprende de ella.

Y es verdad, pero en mi opinión, creo que su obra va más allá. La docente que nunca renunció a la enseñanza abre esos círculos para que cada uno de nosotros recoja la experiencia que ella vuelca en sus versos. Aprendemos cuando nos dice en “Despojarme de ti”

Romper lazos de tiempo/extraer lágrimas del cuerpo/arrojarlas a leños encendidos

Para contestarse a sí misma en “Despojarme de mí”

Reinventarme con la ternura/ de la niñez/así desnuda de mí/comenzar nuevamente

O cuando en “Autorización” nos cuenta que:

Cómo decirte que el olvido/se dispersa entre las flores guardadas/en una vieja caja/y se acumula en cada rincón/para autorizar el recuerdo.

¿Quién de nosotros no guarda esas cajas donde los recuerdos renuncian al olvido? Creo que todos lo hacemos y al leer esta poesía nos sentiremos identificados, unidos a Elisabet mediante ese lazo invisible que es la poesía. Y a lo mejor, después de esta tarde, alguno de nosotros abrirá esa caja para volver a esos recuerdos que no quiere olvidar.

Elisabet sabe manifestar plenamente los sentimientos. Sabe saltar por sobre los abismos sin caerse. Los atraviesa, los elude, y se rehace a sí misma. Sabe hacer hablar a los personajes de su poesía, como por ejemplo en “Ya no soy” donde con infinita tristeza nos manifiesta:

Ya no hay retorno en la palabra/ni encanto en las pupilas/Ya no soy esa que olvidaste.

Para contarnos luego con fe en el futuro: Tengo la esperanza/de un diciembre mariposa.

Dije en la presentación de “Bordando la despedida” que la poesía de Elisabet a veces duele. Y esta vez volví a sentirlo cuando leí “Ella”, en la que dibuja con gran maestría a una anciana que teje en soledad:

Su mente/iba arriba-abajo/olvidaba los amores/que venció el tiempo

Para terminar diciendo:

Lloró el desalojo/su corazón había sido tomado/la calle la recibía/ella estaba despojada de sí.

Este poema me hizo sentir reminiscencias de una obra maestra de Cortázar; “Casa tomada”, Está la tejedora, su corazón ha sido tomado, y una calle la recibe despojada de sí. Saquen ustedes sus propias conclusiones.

Pero no hay sólo poesía en este libro, hay también varias prosas breves que, románticas y encendidas, encierran un erotismo y una sensualidad que estremece al alma del lector. Ese mismo erotismo que brota en casi toda su poesía, se manifiesta en la prosa con mayor vehemencia aún.

He rescatado algunas frases para adelantarles a quienes seguramente hoy se llevarán este libro, y que luego leerán cada una de ellas, recordándolas:

Él y yo éramos fuego clandestino, ilegales juegueros del romance, sol, calor, nido sin domicilio… él y yo éramos amantes

Tu brazo se extiende en el aire, juegan los dedos en mi cabello. Sonrío sin abrir los ojos, más allá de la ventana, el cielo. Cada estrella nos saluda. Afuera silencio, la alborada se acerca, tiende su manto glorioso. Tus ojos penetran los míos.

Cerca de la entrada sus ojos verdes, piel morena, se detienen haciendo vibrar tu pecho. Las glicinas enredadas en la pérgola bañan de luna el viejo patio paterno. Su mirada camina por tu cintura, no lo mirás, sabés que está allí jugando con tus caderas.

Les recomiendo especialmente la lectura de este libro, no se lo pierdan porque vale la pena. Es bello desde la tapa hasta la contratapa, pasando por todas y cada una de sus páginas, que encierran una escritura que además de ser hermosa, es fácil de leer y de interpretar.


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POEMA LEÍDO POR LA POETA PATRICIA ORTIZ

A Elisabet Cincotta

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mujer nostalgia / trigo maduro
notable tu voz
abrazada al silencio
de tantas otras voces acalladas
mujer espejo
dolor por dolor tus versos hablan

clavel del aire / flor sensual / amante
vestida de violetas y jazmines

mujer tango / mina
al compás del dos por cuatro
sale a la pista tu sílaba arrabalera
y se luce tu pasión en firuletes
quebrando el verbo en melodía

mujer poeta
amanece en tus labios la esperanza,
el poema
y tejen tus manos
sueños y vuelos de libertad


Patricia Ortiz

domingo, 1 de junio de 2008

REUNIÓN DE POETAS

Viviana Álvarez-Yo-Andrea Sánchez Boz
Yo-Gustavo Tisocco-Andrea Sánchez BozDe Izq. a Derecha Juan Sagardía-Gabriela Delgado-Graciela Wencelblat-Diana Poblet-Yo-Claudia-Gustavo Tisocco-Andrea Sánchez Boz