La excelencia de Elisabet Cincotta en este poemario, se insinúa modestamente en una imagen: la de alguien que se dedica con intenso ejercicio del recuerdo, a colorear las huellas en el camino de la vida, a iluminar las sombras de lo vivido, de lo que no fue, de lo que no acaba de ser, pero sostenida y anclada en la esperanza anidada en el futuro, en la plusvalía de los días por vivir. La pasión de nombrarla cobra en ella, la estatura de la poesía.
“Decubierta”, despliega ritmo y expresión en el verso, donde el hilo temporal del recuerdo revive diálogos que abrevan en monólogos, acompasados ambos por la melodía que le imprime su nostalgia.
Con tono intimista, la voz poética emerge desde el fondo de su alma y se aventura a desplegar el mapa del pasado, dispuesta a la tarea de recorrer, de desandar sus pasos, de repasar el inventario de sus días y sus noches. Y soltarlo definitiva.
Se alza en ella, la voz que revive el instante demorado en las fotografías de su ayer, de su pasado. Con sabiduría de una mujer integra que atravesó el dolor, la desazón de la soledad acompañada, busca y ahonda, descubre y desgaja el punto de inflexión entre el silencio y la palabra para clausurar historias, para restañar antiguas heridas y definitivamente, parir despedidas y avanzar.
La poética de Elisabet Cincotta respira aires de tango y en ella sobrevuela una atmósfera perfumada de patios y de esquinas, de cafés y de asfalto, escenarios testigos, donde devienen encuentros y despedidas.
Con una fe clara, esa voz poética recorre el sendero de vuelta de sí misma hacia otros y en su búsqueda, desnuda el intento que abre el lugar aquel, siempre a la vista y siempre oculto, donde su memoria la detiene, la ensimisma, la interroga y la abisma en la incertidumbre de lo ignorado y en la contundencia insoslayable de nombrar lo ausente, en lo amado y lo perdido. Ella es en tránsito hacia otra. Para luego despegar, impulsada por el deseo de ser, hacia un destino que la diga nueva y renovada. Ella acepta consciente, el cotidiano desafío de recrear la pureza del verbo y trastocar su presente en ceremonia de adioses, en la materialidad de una lengua que hace propia en todos y cada uno de los poemas que escribe de espaldas.
Lic. Andrea Sánchez Boz
“Decubierta”, despliega ritmo y expresión en el verso, donde el hilo temporal del recuerdo revive diálogos que abrevan en monólogos, acompasados ambos por la melodía que le imprime su nostalgia.
Con tono intimista, la voz poética emerge desde el fondo de su alma y se aventura a desplegar el mapa del pasado, dispuesta a la tarea de recorrer, de desandar sus pasos, de repasar el inventario de sus días y sus noches. Y soltarlo definitiva.
Se alza en ella, la voz que revive el instante demorado en las fotografías de su ayer, de su pasado. Con sabiduría de una mujer integra que atravesó el dolor, la desazón de la soledad acompañada, busca y ahonda, descubre y desgaja el punto de inflexión entre el silencio y la palabra para clausurar historias, para restañar antiguas heridas y definitivamente, parir despedidas y avanzar.
La poética de Elisabet Cincotta respira aires de tango y en ella sobrevuela una atmósfera perfumada de patios y de esquinas, de cafés y de asfalto, escenarios testigos, donde devienen encuentros y despedidas.
Con una fe clara, esa voz poética recorre el sendero de vuelta de sí misma hacia otros y en su búsqueda, desnuda el intento que abre el lugar aquel, siempre a la vista y siempre oculto, donde su memoria la detiene, la ensimisma, la interroga y la abisma en la incertidumbre de lo ignorado y en la contundencia insoslayable de nombrar lo ausente, en lo amado y lo perdido. Ella es en tránsito hacia otra. Para luego despegar, impulsada por el deseo de ser, hacia un destino que la diga nueva y renovada. Ella acepta consciente, el cotidiano desafío de recrear la pureza del verbo y trastocar su presente en ceremonia de adioses, en la materialidad de una lengua que hace propia en todos y cada uno de los poemas que escribe de espaldas.
Lic. Andrea Sánchez Boz
No hay comentarios:
Publicar un comentario