El camino de la palabra es, sin dudas, un camino arduo. Elisabet lo transita desde el alma y con el alma, dejándonos entrever en cada poema la poderosa fuerza que la impulsa a escribir.
Adentrándose en el dolor y la esperanza, entretejiendo el poema con los aromas definitivos del recuerdo, de la ausencia, de una sensualidad madura y reposada, Elisabet Cincotta nos ofrece este ramillete de laureles y olivos. Ramillete que no puede dejar indiferentes a quienes amamos la palabra escrita y, sobre todo, a quienes amamos la poesía.
Consultada acerca de por qué escribía, Alejandra Pizarnik, la gran poeta argentina, dijo cierta vez: "Entre otras cosas, escribo para que no suceda lo que temo; para que lo que me hiere no sea; para alejar al Malo. Se ha dicho que el poeta es el gran terapeuta. En este sentido, el quehacer poético implicaría exorcizar, conjurar y, además, reparar. Escribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos."
En este nuevo libro Elisabet exorciza, conjura y repara. Restaña nuestras heridas restañando las propias. De eso, en definitiva, se trata la poesía. De involucrar al otro. De movilizar al otro. Y de arroparlo.
Adentrándose en el dolor y la esperanza, entretejiendo el poema con los aromas definitivos del recuerdo, de la ausencia, de una sensualidad madura y reposada, Elisabet Cincotta nos ofrece este ramillete de laureles y olivos. Ramillete que no puede dejar indiferentes a quienes amamos la palabra escrita y, sobre todo, a quienes amamos la poesía.
Consultada acerca de por qué escribía, Alejandra Pizarnik, la gran poeta argentina, dijo cierta vez: "Entre otras cosas, escribo para que no suceda lo que temo; para que lo que me hiere no sea; para alejar al Malo. Se ha dicho que el poeta es el gran terapeuta. En este sentido, el quehacer poético implicaría exorcizar, conjurar y, además, reparar. Escribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos."
En este nuevo libro Elisabet exorciza, conjura y repara. Restaña nuestras heridas restañando las propias. De eso, en definitiva, se trata la poesía. De involucrar al otro. De movilizar al otro. Y de arroparlo.
Raquel Fernández
2 comentarios:
Ay, qué lindas fotos!!!! Me las llevo para ponerlas en mi blog.
Me encantó acompañarte.
Un beso enorme.
Ahora veo que no se pueden copiar!!!!!
Mandámelas por mail. Yo te mando el texto de la presentación.
Un besote.
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